Acequia Real

 

Recorrido de la Acequia Real, desde el Barranco de Las Madres hasta el Lomo Tomas de León.  

(En azul la Acequia Real, en celeste la Acequia de San Juan y en lila la Acequia del Mayorazgo).

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mujeracequiaLa Acequia Real consta de 17 km. de longitud de los que aproximadamente el 59% está bajo tierra. En su mayor parte, está realizada con bloques de cantería, cal y arena de montaña, presentando en la actualidad numerosos tramos arreglados con cemento y hormigón. En otras ocasiones, la acequia ha sido, y sigue siendo, objeto de agresiones urbanísticas, tanto de iniciativa pública como privada, que la han deteriorado profundamente y que han destruido su integridad como obra de ingeniería de elevadísimo valor técnico y etnográfico. Además, esta destacada infraestructura hidráulica y sus elementos anexos sufren los rigores del paso del tiempo y las inclemencias climáticas que, poco a poco, y si no se pusiera remedio, pueden acabar arruinando este monumento a un estilo de vida prácticamente desaparecido y olvidado que forma parte de nuestro bagaje cultural como pueblo.

Con un trazado sinuoso, la Acequia Real discurre paralelo al Barranco de Las Madres hasta Firgas, por donde se adentra por El Risco y Los Barranquillos hasta llegar al molino de El Repartimiento en Padilla y que, en origen, recorría a cielo abierto los barrios firguenses de Padilla y La Caldera (por El Lomo y El Albercón) hasta llegar a La Goleta, barrio del término municipal de Arucas. Una vez allí, prosigue hacia El Cerrillo, y continúa por Arucas hasta Transmontaña y Montaña de Cardones.

A lo largo de todo su recorrido, y en sus proximidades, podemos encontrar coladeros, molinos, paletones, lavaderos, pequeños puentes de mampostería para permitir el paso sobre ella, galerías, tomaderos, rebosaderos, cantoneras, estanques, estanques-cueva, maretas (estanques de tierra), albercones, campanas, cajas de agua con sus paletones y cantoneras internas, que despiertan la admiración de todo aquél que los contempla y toma conciencia de los tremendos esfuerzos que fueron necesarios para realizar estas infraestructuras hidráulicas (económicos, materiales y sobre todo humanos).

Uno de sus aspectos más destacados es el número de galerías que existe desde el Barranco de Las Madres hasta la primera Presa de la Heredad ubicada en la cabecera del Barranco de Pinto, Firgas. En total 21 tramos de galerías interrumpidos por pequeños alumbramientos en zonas clave para realizar el control y las limpias de la acequia (campanas) o junto a viviendas y fincas ofreciendo servicios a la población (lavaderos), a la "pequeña industria del cereal" (molinos), o a la agricultura para posibilitar el riego (paletones y cantoneras).

Aunque de planta irregular, y a pesar de que intenta mantener sus dimensiones constantes a lo largo de todo su itinerario por Firgas, se adapta óptimamente a las exigencias orográficas de este territorio irregular y a las posibilidades técnicas y materiales de tiempos pasados.

También resulta llamativo el hecho de que el recorrido de La Acequia Real presenta seis bifurcaciones importantes, cuya finalidad es la de salvar los dificultosos escollos de la geografía local, recoger las aguas de las crecidas y, en diversas ocasiones, reconducir las aguas de la Heredad para favorecer las limpias de distintos tramos de la acequia principal. Remontando de costa hacia la cumbre (de N a S), estas bifurcaciones podemos encontrarlas en:

Como fiel compañera y de menor tamaño discurre la Acequia de San Juan paralela a la Real. La de San Juan es la que presenta mayor deterioro, mientras que la Real sufre graves desperfectos en algunos de sus tramos: obras que se sobreponen a ella, presencia de basuras y chatarras, derrubios y su consecuente obstrucción, filtración de aguas negras, limo, piedras y colonización vegetal, sobre todo en las proximidades a núcleos urbanos. Es precisamente junto a éstos donde la Acequia Real ha sido objeto de las más graves agresiones antrópicas, las cuáles han devastado su integridad como infraestructura hidráulica única de nuestro territorio.

 

RESEÑAS HISTÓRICAS SOBRE LA ACEQUIA REAL DE LA HEREDAD DE ARUCAS Y FIRGAS.

"...Y para el riego de las tierras, sacaban acequias por fugas y riscos, haciendo almatriches de piedra seca con tanta firmeza, que permanecen hoy en muchas partes".

(P.A. del Castillo [1739](1848:60))

"Tenían muchas acequias de agua y con grande admiración tienen una gran peña viva, agujereada por espacio de un cuarto de legua, que atraviesa un gran cerro por donde condujeron parte de buena cantidad de agua, por aprovechar con el riego buenas tierras que llaman la Vega, y el principio nace de unos barrancos muy hondos y la subieron haciendo calcadas de donde llaman Tejeda".

(Relato del cronista y soldado de Juan Rejón, Antonio Sedeño, recogido en la obra de Elías Rizkallal Santana, "Función Social de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas a través de la Historia").

Desde tiempos prehispánicos la población canaria supo adaptarse a la tierra que la acogía, agudizando su ingenio para obtener el mayor provecho de los limitados recursos con los que contaba. Tras la conquista de la isla a finales del siglo XV, Pedro de Vera, General que culminó la conquista del territorio insular, vino a la isla provisto de Real Cédula expedida en Toledo por los Reyes Católicos en 4 de febrero de 1480, por la que se le autorizaba para el reparto de tierras y aguas entre los caballeros, escuderos y soldados que quisieran vivir en la isla, dividiéndolo todo en debida y justa proporción a los servicios que cada cuál hubiese prestado.

Los repartos realizados por Pedro de Vera no estuvieron faltos de polémica, hasta el punto de que el asunto dio lugar a diversas Reales Cedulas y al envío por parte de la Corona española de distintos comisionados para acabar con estas disputas, hecho que se consumó con la intervención de Juan Ortiz de Zárate, con Real Cédula de 31 de agosto de 1505. Fue este comisionado quien inició el arreglo y constitución de las Heredades de riego, distribuyendo las gruesas atendiendo a las necesidades y modalidades de la época, y adulando en cada Heredamiento según la zona y la calidad de los terrenos.

"[...] corriendo al mar todas las aguas que surgían en las cumbres de la isla, fueron apresadas y desviado su curso para fertilizar las tierras de la costa o de medianías, siguiendo el sobrante al mar,[...]".

(Teodoro Rosales Quevedo – Historia de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, 1.977)

Y para intentar paliar todo tipo de pleito o disputa llega a la isla Francisco Ruiz de Melgarejo (1.529-1.531) como Visitador de la Real Audiencia de Canarias, y con él las ordenanzas para reglamentar los riegos y la policía de aguas, en donde insertó el Título o Tratado de Alcalde de Aguas, cargo que permanecería vigente hasta la aparición en el siglo XIX de los Alcaldes Constitucionales. No obstante, después de la publicación de la Ley de Aguas de 1.866 las Heredades tuvieron facultad de elegir a sus propios organismos de gestión y cargos directivos (Junta de Gobierno en el caso de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas).

Entre pleito y disputa por los repartos, la colonización europea se servía de aquellas primigenias instalaciones hidráulicas creadas por la población nativa de Gran Canaria para iniciar la que fue la primera gran actividad económica de la isla: la industria azucarera.

Fue Tomás de Palenzuela, hijo del Capitán Tomás Rodríguez de Palenzuela, y considerado como el fundador de Firgas, quien recibió los nacientes de "Las Madres" en los primeros repartos de tierras y aguas. En la zona de Afurgad (Firgas) instaló junto a su ingenio azucarero la ermita de San Juan de Ortega, entre 1.4931 y 15022. Pronto la industria azucarera emergió con fuerza dejando obsoleto el rudimentario sistema de riego construido por la población aborigen. Con este impulso, Tomás de Palenzuela construye la primera acequia, originariamente de tierra y piedra, desde Las Madres hasta Afurgad y desde aquí hasta Arehuc (El Cerrillo), en donde también poseía tierras que le fueron concedidas en aquel primer reparto llevado a cabo tras la conquista de Tamarán. Con el paso del tiempo, esta primigenia obra hidráulica se transformaría en la actual "Acequia Real".

Otros personajes históricos, Juan de Ariñez y Miguel de Timagada, fueron importantes terratenientes que poseyeron, entre otros bienes, los nacientes de Ariñez (o del Mayorazgo) y los de San Juan (o de la Fábrica) respectivamente. Ambos llevaron a cabo la construcción de acequias, la de Ariñez y la de San Juan, que conectaban desde sus nacientes con la acequia de Palenzuela, en Los Álamos la primera y en El Repartimiento la segunda. Nacieron así las tres acequias fundamentales por las que discurren las aguas de la actual Heredad de Aguas de Arucas y Firgas.

"El 2 de marzo de 1522, Juan de Ariñez, Escribano Mayor del Concejo y hombre de grandes empresas, promete que, al hace una acequia nueva a través del Heredamiento de Firgas para llevar a Arucas el agua del barranco de Aumastel, no causará ningún daño a la Acequia Real de Firgas, en la que él mismo está, por otra parte interesado. Y dice que indemnizará con tres horas de agua a Inés de la Peña y a María Ortega de la Peña, madre y hermana de Gaspar Rodríguez de Palenzuela, por el menoscabo que la obra pueda causar en sus tierras y cañaverales y por el derecho, que de una y otra acequia que había hecho Tomás Rodríguez de Palenzuela, el padre de Gaspar".

(Camacho Pérez Gladós. 1961 – "El cultivo de la caña de azúcar y la industria azucarera")

Tras esta configuración inicial, aparece la figura de Bartolomé González Rodríguez como dueño del Cortijo de Valsendero y de sus manantiales, cuya propiedad adquiere del Estado a consecuencia de la escritura pública de 16 de septiembre de 1840 otorgada por el Juez de Primera Instancia de Santa Cruz de Tenerife. A Bartolomé González Rodríguez corresponde la construcción de la acequia de Valsendero hasta Las Madres de Firgas, obra que ejecutó tras el acuerdo de la Junta General del Heredamiento de Aguas de Arucas y Firgas de 23 de febrero de 1862. Esta nueva acequia constituía la cuarta canalización importante del Heredamiento, la cuál transcurría desde los nacientes de Los Andenes hasta el denominado Barranco de La Virgen, en donde conectaba con las acequias del barranquillo de El Rapador, Firgas.

 

acequia 2

Sobre las acequias de la Heredad

Como ya se ha expuesto, los colonizadores españoles hicieron uso de las primigenias canalizaciones de agua creadas por la población nativa de Gran Canaria para impulsar sus trapiches azucareros y su agricultura de subsistencia. En poco tiempo, las mencionadas conducciones quedaron obsoletas para cumplir con dicha finalidad y, consecuentemente, se iniciaron obras de ampliación y mejora por parte de Palenzuela (Acequia Real), Ariñez (Mayorazgo) y Timagada (San Juan), originariamente abiertas en cauces de tierra y piedra.

Ya por 1.572, fecha de la institución del Mayorazgo por Pedro de Cerón, las vías de canalización del agua que emanaban de los nacientes de Las Madres, de Ariñez y de San Juan atravesaban el pueblo de Arucas en dirección a Transmontaña. Además, existía por estas fechas la sub-acequia del Trapiche que llegaba al barrio del mismo nombre, ya que Cerón inscribió en la escritura de 1.577 una suerte en el Trapiche de Rosales con 5 horas de agua, y el albercón de "el Lomo" (hoy Lomo Tomás de León).

"También hemos relatado que la falta de documentación en la Heredad hasta 1.770 nos impide la descripción de los siglos XVI y XVII en muchos pormenores de aquella, pero sí podemos asegurar que antes de 1.647 los cauces se extendían por toda la zona misma que en la actualidad, excepto al de Montaña de Cardones," [...]

(Teodoro Rosales Quevedo – Historia de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, 1.977)

Es 1.712 una fecha que también podemos resaltar en esta memoria debido a dos hechos en particular. El primero trata de la declaración como "paso franco" de todos los márgenes de las acequias de la Heredad para que, dicho textualmente, "no hubiese necesidad de llamar a puerta de nadie" y así facilitar las labores de reparto y vigilancia de los repartidores y empleados de la Heredad. El segundo acontecimiento que destaca por su aportación a nuestro bagaje cultural es la sustitución de las antiguas tornas por las actuales cantoneras para el reparto de la gruesa.

A partir del año siguiente (1.713) aparecen las primeras noticias de las obras llevadas a cabo en la acequia para su reparación y mejora. Referente a esto, es el Barranquillo de Los Chorros el insistente protagonista del mayor número de reparaciones llevadas a cabo por la Heredad, principalmente debido a lo duro y arduo de su orografía y de las labores que había de llevarse a cabo con aquella rudimentaria tecnología.

Podemos hablar de los temporales de 1.713 y 1.715 como los primeros de los que hay referencia que destruyeron en gran parte la acequia, haciendo mención especial al segundo puesto que tras éste la Junta de Gobierno de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas determinó la instalación de las cantoneras de El Repartimiento y de Firgas. Además, de esta época data la edificación de la Caja de aguas de El Repartimiento, obra que duraría hasta 1.718. Es preciso recordar que por aquellos días los materiales de construcción eran tales como la cal, la piedra, la arena, la "madera de Doramas" y la caña, y que su obtención y transporte eran tareas dificultosas.

De especial interés para el territorio de Firgas son los siguientes acontecimientos y obras realizadas por la Heredad y pagadas entre herederos y regantes, hasta 1.727 año en el que se instituye el "Secuestro" pasando las obras a ser sufragadas por los beneficios obtenidos de éste:

1.723 – Reparación de las penosas canalizaciones del Barranquillo de Los Chorros.

1.740 – Nueva reposición de las canales de Los Chorros.

1.749 – Acuerdo por el que los costes de las obras serían sufragadas por el Secuestro desde Firgas hasta El Repartimiento y, de aquí hacia delante, por los dueños de predios regables.

1.751 – Un derrumbamiento en El Repartimiento sobre la acequia que llevaba agua al Molino de dicho lugar edificado por el Capitán José de Ortega Talavera, propicia que éste cree una variante en la acequia que llevase el agua al cubo del molino, y que posteriormente devolvería el agua a la acequia principal de la Heredad (cascada de El Repartimiento).

1.763 – De nuevo las canalizaciones de Los Chorros, reparadas en esta ocasión con maderas de la Montaña de Doramas.

1.765 – En sesión de 22 de septiembre la Heredad acuerda el ensanchamiento del cauce de la acequia.

1.766 – En la noche del 5 de enero irrumpe con violencia el "Temporal de Reyes". Fortísimas lluvias, rayos y truenos causó graves destrozos en toda la isla y acabó, casi por completo, con las madres y las canalizaciones propiedad de la Heredad. Las obras de reparaciones se prolongaron hasta 1.768.

1.770 – Tras un litigio con los regantes suministrados por la sub-acequia de Casa Blanca, la Heredad retira una de las dos cantoneras que surtían a dich.

a sub-acequia por estimarlo excesivo.

1.771 – Referencia de la acequia de "El Vínculo" o "de la Chantria" que desde El Repartimiento cruza el barrio conocido como Acequia de Rosales (feudo del Capitán Felipe de Rosales) hasta el albercón del Mayorazgo situado en Los Dolores, Firgas.

1.772 – Otro temporal de lluvias obliga a realizar operaciones por toda la acequia incluida "las pesadillescas canales de Los Chorros".

1.777 – Se acuerda en la Heredad no consentir la construcción de más molinos movidos por sus aguas.

1.778 – Reparación de la acequia desde El Repartimiento hasta la cantonera de "El Mirón" en Arucas.

1.802 – La Heredad acuerda acabar con las insufribles reparaciones de Los Chorros y se decide pasar la acequia por encima del barranquillo.

1.808 – Debido al incremento de los robos de agua, la Junta de la Heredad decide colocar puertas "con bisagras y pestillos" en las Cajas de agua.

1.814 – Primera rotura importante de la acequia para robo de agua localizada en la finca de las Casas de Matos.

1.816 – Siguen las apropiaciones ilegales de agua en Firgas y se pacta la sustitución de tornas por cantoneras.

1.826 – Para evitar los robos de agua se decide fabricar las casetas de las cantoneras de Padilla, Lomo Espino y del Lomo, así como componer la acequia en las faldas del Barranco de Las Madres.

A este mismo año se le conoce como "el año del temporal". Una tremenda tormenta sucedida entre el 6 y el 7 de noviembre destruyó nuevamente, y casi por completo, las acequias de la Heredad. En esta ocasión los arreglos se alargaron, al menos, hasta 1.828 cuando se reconstruyen los puentes derruidos por el temporal.

1.835 – Reforma de la Caja de Agua de El Repartimiento y creación de un puente en el Ciruelo.

1.840 – Edificación de un puente en los Barranquillos de Firgas.

1.842 – Creación de una boca para la sub-acequia de Rosales.

1.845 – Construcción de una nueva cantonera en El Repartimiento en la unión de la Acequia de San Juan con la Acequia Real.

1.848 – Construcción de la Caja de Agua de La Capellanía y sustitución de sus tornas por una cantonera, a la vez que crear una contraacequia para el riego de los terrenos colindantes. Reparación de la acequia en su paso por la Plaza de San Roque.

1.849 – Primeras noticias del uso de "tierra de Francia" (cemento) comprada al Conde de la Vega Grande, con la consiguiente sustitución de la cal, la arena y la piedra como materiales básicos de construcción.

1.852 – Incorporación de la primera paleta metálica (paletón), con llave, hecho acompañado por los enérgicos pleitos producidos por las obras de mampostería que se realizaron en las acequias para evitar el "gasto inútil" de agua por el riego del ñame.

1.859 – Colocación de rejas en las Cajas de Agua.

1.869 – Obra para retirar la Acequia Real del frontis de la Iglesia parroquial de Firgas situada en la Plaza de San Roque. El presupuesto ascendió a la friolera de 150 escudos (15 duros = 75 pesetas).

1.878 – Iniciativa para crear el túnel que atraviesa La Montañeta con el fin canalizar las aguas de invierno y arreglar las irregularidades del firme que la acequia presenta en el tramo que bordea el mencionado barrio, pasa por La Capellanía y continúa hasta la Plaza de San Roque.

1.898 – Finalización del túnel que atraviesa La Montañeta tras muchos años de pleito por temas de propiedad resueltos finalmente por el Gobierno Civil.

Otras obras interesantes en el último cuarto del siglo XIX son:

Durante el primer cuarto del siglo XX se acometieron, entre otras, las siguientes obras:

A partir de este primer cuarto del siglo XX se llevan a cabo las que se han denominado las "grandes obras" de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas:

Sobre la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas

Es por el año 1.545 cuando aparecen las primeras noticias de la existencia de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, haciendo mención a las propiedades que Juan de Maluenda tiene en El Cerrillo (Arucas) en donde posee "[...] a más de una finca, un ingenio, que se movía con agua del Heredamiento, [...]"

(Historia de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas – Teodoro Rosales Quevedo, 1.977).

Pedro de Cerón, vigésimo cuarto Regidor de Sevilla, llega a la isla en 1.553 y se hace propietario de varias fincas adquiridas de los herederos de Palenzuela, del Capitán García de Osorio, de tierras en La Vega (Arucas) y en Lomo Jorgón, fundando con todas ellas en 1.572 el Mayorazgo. En 1.577 incorpora otras propiedades entre las que se encuentran un Albercón, un Ingenio en Aumastel junto a la Ermita de Guadalupe, casa y molino movido por la fuerza del agua, una suerte de arboleda junto a la acequia de Firgas y más de 53 horas de agua.

Poco más se sabe de la actividad de la Heredad hasta 1.710, fecha en la que comienza la documentación de esta entidad, salvo el conocer que las aguas estaban aduladas en 61 horas allá por 1.647.

Y, cómo no, la necesidad de registrar documentalmente los acuerdos y los adulamientos se impone (un 28 de febrero de 1.695) por la Real Audiencia de Canarias ante los problemas existentes entre Herederos. Además de esta determinación, que no sería aplicada hasta 15 años después, se modificó la dula de la gruesa (reparto del total del agua de la Heredad). En estos momentos, la dula constaba de 31 días de reparto. Diez unidades de reparto se adulaban por el día y otras diez por la noche.

El "fraude" que practicaban los Alcaldes de Aguas consistía en repartir las diez unidades de la noche del día 31 de dula a quienes ellos estimaban, no a quienes les correspondía.

Aparece entonces el Heredero González de Nis, el mismo que provocase la mencionada decisión de la Real Audiencia de Canarias, quien propone la dula de 620 unidades en los 31 días, no las 610 existentes hasta el momento debido al uso de las 10 últimas que hacían los Alcaldes de Agua, ya que 20 unidades de reparto por 31 días de dula dan un total de 620 unidades. Esta propuesta es aprobada por la Junta General de la Heredad de 25 de mayo de 1.710.

Es un momento importante para la historia de la Heredad, ya que aparecen por primera vez las "Aguas de Sobras", surgidas de la necesidad de rematar 2 unidades de agua del día 31 (sobrantes de aquellos primeros adulamientos). Se acuerda entre los dos Alcaldes de Aguas, uno para Arucas y otro para Firgas, que estas dos horas se adjudiquen al mejor postor y que esas ganancias queden para sufragar los gastos de la Heredad. Aquél que quisiese adueñarse de esas Aguas de Sobras debería hacer la mejor oferta antes de a última campanada del Ave María (Toque de Ánimas).

Las 620 unidades de dula anteriormente mencionadas las comprendían las aguas de la Heredad y del Mayorazgo a razón de 20 azadas diarias, a las que hay que añadir otras 3 aportadas por las de San Juan, en El Repartimiento. Con todo suman 23 azadas diarias. Fue en 1.727 cuando se crea la azada diaria de "Secuestro", aquélla que se apropiaba la Heredad para venderla y obtener beneficios económicos con los que hacer frente a las obras y proyectos de la entidad. Con ésta el número de azadas asciende a 24 diarias, y a un total de 744 azadas para los 31 días de dula. En 1.831 la gestión final de la gruesa de la Heredad quedó confeccionada de la siguiente manera (para los 31 de dula):

- Sobras 2 azadas

- Secuestro 31 "

- San Juan 93 "

- Heredad 409 "

- Mayorazgo 209 "

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Total = 744 azadas

En 1.826 acontece un hecho trascendente en la historia de la Heredad, y de nuestra isla. En la noche del 6 al 7 de noviembre del mencionado año tiene lugar un temporal en Gran Canaria de tales dimensiones que las referencias históricas a éste hablan del "año del temporal". Causó enormes destrozos por todo el territorio grancanario y, en concreto, destruyó casi por completo las acequias de la Heredad, en aquellos momentos construida de tierra y rudimentaria mampostería.

A raíz de este acontecimiento se realizan las primeras obras de envergadura para arreglar y modificar la acequia destruida. Dichas obras duraron hasta 1.828, cuando consta que se acomete la reconstrucción los puentes derruidos por el temporal.

1.835 también es fecha señalada para la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas. Es cuando, nuevamente, se instaura la figura de los Ayuntamientos Constitucionales y cuando, por consiguiente, la Heredad nombra a sus cargos directivos y Junta de Gobierno. Decimos "nuevamente" porque en el intento por instaurar esta figura Administrativa de 1.813 los Herederos de Arucas y los de Firgas eligieron, cada uno por su cuenta y riesgo, dos Alcaldes de Aguas cada uno. Lo que supuso que la Heredad contara en aquéllos momentos con 4 "Presidentes".

Este hecho fue denunciado por el bando aruquense a la Real Audiencia de Canarias (10 de enero de 1.813) la cuál falló a favor de éstos alegando que Firgas se había constituido en Ayuntamiento ilegalmente ya que no reunía los requisitos establecidos por Ley para ello, con lo que el bando de Firgas tuvo que asumir la decisión del esporádico "Ayuntamiento" de Arucas de 1.813 quien, de todas formas, había seleccionado un Alcalde de Aguas de Arucas y otro de Firgas.

En esta nueva ocasión (24 de enero de 1.836) Arucas había nombrado a dos Alcaldes de Agua y Firgas a uno, con lo que la Heredad contó en esos tiempos con 3 Alcaldes de Aguas (nombrados por los Ayuntamientos Constitucionales). Tras varios años de disputa, finaliza el pleito cuando en 1.839 suceden nuevas disposiciones legales que hacen desparecer la figura de los Alcaldes de Aguas (unos 300 años después de ser instaurados) y sus funciones pasan al Alcalde Constitucional de Arucas, en aquella época Gregorio Domingo Barbosa (Junta de 24 de febrero de 1.839).

A partir de estos años comienzan los procesos de "Desvinculación" y "Desamortización", mediante los que se disuelven las propiedades que los grandes terratenientes y la Iglesia habían configurado durante siglos. Como consecuencia, las aguas del Mayorazgo y la de San Juan (heredadas por la Iglesia de la familia canaria Timagada) habían sido objeto de subasta y compra por parte de particulares. En Junta General de 28 de noviembre de 1.869 se acuerda, por todas las partes implicadas (herederos y dueños particulares), que las aguas del Mayorazgo y las de San Juan pasen a formar parte de la Heredad, con sus acequias y diferentes elementos de ingeniería hidráulica.

Es por este año de 1.869 cuando, motivada por su empeño en mejorar definitivamente sus canalizaciones e infraestructuras hidráulicas, la Heredad decide adquirir en propiedad la cantera de El Cerrillo, también condicionada por las exigencias que mamposteros y labrantes de piedra tenían en relación a la calidad de la piedra.

Con la llegada de la "tierra de Francia" (cemento) a mediados del s. XIX la Heredad decide deshacerse de la cantera en la Junta de Gobierno de 22 de septiembre de 1.878.

Finalmente, recordar la aportación que Bartolomé González Rodríguez hace a la configuración actual de la Heredad como dueño del Cortijo de Valsendero y de sus manantiales, que pasarían a propiedad de esta entidad allá por el 6 de abril de 1.869.

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1 "Historia de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas" – Teodoro Rosales Quevedo, 1.977

2 "Función social de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas" – Elías Rizkallal Santana, 1.990